Hace unos días que volví a casa.
Aquélla que siempre estaría en el mismo sitio a pesar de que nosotros diésemos
vueltas en círculos alrededor del mundo. Esa que siempre estaría en nuestra
órbita. Es el máximo referente que una
tiene cuando está a miles de kilómetros de distancia y sobre todo, el lugar en
el que después de meses sin vernos, nos reencontramos y nos encontramos.
Volvemos a esas charlas sin sentido de madrugada. Horas y horas hablando de lo
que ha pasado entre esas cuatro paredes y de lo que está por venir. Esos
momentos siempre me han parecido lo mejor de volver a casa y siempre serán lo
que recordaré. Hoy me siento en casa.