miércoles, 28 de marzo de 2012

De como la vida se nos iba.

No paro de pensar en el ritmo frenético que ha irrumpido en nuestras vidas arrasando con todo a su paso. No consigo recordar por más que lo intente aquellos días en los que sonaba el despertador y le dábamos a posponer una y otra vez entre arrumacos. Intento sentirme como en aquellos días, en que lo único que importaba era dibujarnos sonrisas el uno al otro, sin importar la tristeza que inundara el mundo. Es imposible ya, volver a esos meses plagados de domingos, de desayunos en la cama y de fotos en todas las posturas. 

domingo, 18 de marzo de 2012

De como la realidad se presentó de repente.

Era de noche, las lámparas de la calle iluminaban su rostro a través de la ventanilla. Tenía compañía pero como si estuviera sola, absorta en si misma, escuchando a su cantante favorito profundizar sobre esos temas que hacen que su piel deje de ser suave por unos instantes, quizá igual que la realidad que muchos viven, áspera. En una parada de esas habituales en la carretera, su mirada se detiene en un edificio a lo lejos. No conoce la ciudad y no sabe qué es pero le llama la atención la cantidad de personas que miran por sus muchas ventanas. Sigue mirando mientras se pregunta ¿qué buscará toda esa gente?
En un hospital puede que solo tengas una cosa que hacer; buscar una salida, encontrar una esperanza. Eso es lo que hace toda esa gente", interrumpió el conductor. Recordándola así por qué es quién más la conoce. 

lunes, 12 de marzo de 2012

De como jugábamos y yo me enamoraba.

Al fin y al cabo de qué hablo cuando hablo de ti. De un café a las tres de la mañana porque nos da igual el mundo y su ritmo frenético que lleva a la gente a la deriva empujada por una fuerza invisible que les hace cada vez más esclavos de lo que algunos llaman destino. Hablo de ratos en la cama jugando a hacernos cosquillas porque tú eres el único que sabe mi punto débil. Hablo de posits en la pared cada vez que me doy la vuelta cargados de te quieros. Hablo de sueños cumplidos pero sobre todo de los que quedan por cumplir. ¿Al fin y al cabo que hablo cuando hablo de ti? 

De una llamada en la madrugada y de un allí estaré. 

martes, 6 de marzo de 2012

De como bailaba al pensar en ti.

Le gustaba ese mes desde que de pequeña bailó como nadie en la obra de primavera. Después cuando se hizo más mayor fue en uno de sus días en los que conoció a su primer amor. 
Le gustaba ese mes desde que se dio cuenta que para bailar solo hacer falta una sonrisa en la cara que se convierta en tu eje al girar y unas mariposas que te impulsen desde dentro. Para bailar solo hace falta estar enamorada.
   Abril.

lunes, 5 de marzo de 2012

La inestabilidad o de cómo te llevaste mis ganas.


Eras el café a media mañana y a media tarde. Ese cigarro de después. La sonrisa en mi boca y mis ganas de ti. Eras ese refresco de un día de verano y el chocolate del invierno. Ese cordón desatado y la comida recién hecha. El abrigo en plena noche y mi colchón. El vaso de agua de una mañana de resaca y los hielos en una noche de fiesta. Eras el hombre del tiempo, porque yo me regía por ti. Eras ese billete a una escapada perfecta, y el libro de autoayuda para la vuelta. Esa música lenta y suave, y la más movida para bailar. Eras todo, y mucho más. 

De cómo miraba la lluvia mientras tu te ibas.



Parece que vamos marcha atrás en el tiempo. Vuelven los días de lluvia en los que t(me)e apetece estar en la cama mirándola por la ventana. Creo que acabaremos este año como lo empezamos, con el paraguas en la mano y yendo a los mismos sitios a los que fuimos al principio, pero esta vez, no para abrir cuentas esta vez será para cerrarlas. No sé si la ciudad está triste porque te vas. Pero yo, sí lo estoy.

Nos equivocaremos...


A veces pienso que pierdo el tiempo, que no enfoco mi vida hacia lo que debería, que quizá estoy mirando hacía un lado, cuando las cosas, pasan en otro. Y otras en cambio, pienso todo lo contrario, soy una pura contradicción. Supongo que me pasa por el miedo a que me prometan cosas y darlas por sentando cuando no es así, a que se equivoquen conmigo, a que conozca a la gente equivocada, a que quienes deberían estar ahí, no lo estén. Todo eso me hace replantearme si realmente estoy en el sitio que debería, y pensar en lo que pasaría si estuviera en otro. Pero, supongo que simplemente es por el miedo a equivocarme, a equivocarnos...

Burbujas.

A veces tu mundo es como una pequeña burbuja, así de frágil, así de inconsistente, puede desvanecerse de un momento a otro. Pero por suerte, te encontré a tí el día menos pensado, y estás conmigo en este mundo, mirando la burbuja desde dentro, y sosteniéndome cuando se rompe. Porque con un gracias no lo digo todo, pero por algo se empieza.

Vivir.

Muchas veces me gustaría subirme en ese avión y volar, aunque sepa que no llegaré a ningún sitio, a pesar de que probablemente aquello que hace que te lances, se acabe, incluso sabiendo que cuando te estrelles, sufrirás. Puedes hasta morir. ¿Pero acaso no compensa? ¿No merece la pena la manera en la que te sientes mientras vuelas? Siempre hay que lanzarse, dar un paso, no pensar por un momento, y dejar que el corazón actúe. Así me rijo. Así es mi vida. Si muchas personas hicieran lo mismo, seguramente serían más felices. No se preocuparían cuando no hay que hacerlo, lucharían cuando es debido, apostarían cuando lo sienten y arriesgarían la posible infelicidad del futuro por una plena en el presente, en definitiva, vivirían. Se trata de saltar, sin saber que hay debajo. Sólo digo que merece la pena.