lunes, 5 de marzo de 2012

Vivir.

Muchas veces me gustaría subirme en ese avión y volar, aunque sepa que no llegaré a ningún sitio, a pesar de que probablemente aquello que hace que te lances, se acabe, incluso sabiendo que cuando te estrelles, sufrirás. Puedes hasta morir. ¿Pero acaso no compensa? ¿No merece la pena la manera en la que te sientes mientras vuelas? Siempre hay que lanzarse, dar un paso, no pensar por un momento, y dejar que el corazón actúe. Así me rijo. Así es mi vida. Si muchas personas hicieran lo mismo, seguramente serían más felices. No se preocuparían cuando no hay que hacerlo, lucharían cuando es debido, apostarían cuando lo sienten y arriesgarían la posible infelicidad del futuro por una plena en el presente, en definitiva, vivirían. Se trata de saltar, sin saber que hay debajo. Sólo digo que merece la pena.

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