domingo, 19 de agosto de 2012

De cómo un instante puede permanecer para siempre.


Son muchos los días en los que ese recuerdo acude a mi mente. Estoy en el coche, parece que el asfalto quema y quedan unos cuántos kilómetros para mi destino. De fondo se escucha la radio y yo tarareo con ella mi canción favorita, Dust in the wind. Quizá así debía ser el verano perfecto. Pensé que esa paz solo se podía sentir en aquella isla. Llegué, bajé del coche y allí estabas tú. Melena al viento y de fondo el mar. Entonces comprendí que ese momento sería para siempre y que no había mejor paz que mirarte.

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