viernes, 22 de noviembre de 2013

Pesadilla

3pm 
He tenido un sueño, como diría aquel, aunque no le llamemos sueño porque ellos están hechos de cosas bonitas, irradian felicidad, constancia y lucha... Yo, yo más bien, he tenido una pesadilla. 

De repente estaba ahí, en mitad de la nada, un paraje que no había visto nunca antes, o quizá si, de lo que estoy segura es que jamás me habría parado a pensar en él si no lo hubiera soñado de esa manera.  

Recuerdo que yo no era yo, y no lo era en el sentido más estricto, por fuera seguía siendo la misma, pero tú ya no estabas. Así que yo, no era yo. ¿Me entiendes?  

Recuerdo que parecía primavera, había flores, como cuando tu las solías coger y con un gesto suave me las ponías detrás de la oreja, y acto seguido, apretabas el disparador una y mil veces, "para la posteridad" decías... ¿Y ahora? Eso es lo único que tenía yo, esos recuerdos de esos para siempres.  

Había mucho verde, como se ponen tus ojos cuando les da la luz de pleno, y que al final nunca sé a ciencia cierta si son azules, verdes o enamorables, porque eso es lo que haces. Enamoras indiscriminadamente, sin apuntar, pero al final, lanzas una bala, y como siempre, es certera.  

Recuerdo que hacia sol, pero los rayos no pasaban más allá de mi piel, y aunque la rozaban, era como si ya no hubiera nada que calentar dentro de mi. Seguía fría como el tempano, fría de esa manera en la que llega a doler. No quiero ni imaginar lo que es sentir ese tipo de frío en el órgano más vital de tu cuerpo, solo con soñarlo me arropaba más y más...
Ilusa de mi, como si eso pudiera llegar a calentar a aquélla en mitad del prado... 

Los rayos me daban en la cara y los ojos se me ponían de color que te hacía susurrarme "me encantan tus ojos" pero era como si en mi interior, jamás pudiera volver ni un rayito de luz, y que al final, daba la sensación, me acostumbraría a eso, o quizá ya lo había hecho a vivir así, en las tinieblas, en la oscuridad...  

Y ahí estaba yo, yo sin ti, y yo sin mi. Quieta, en mitad de un prado verde, con flores y con sol, pero con la mirada más triste que jamás pensé que podría ver en mi, y el corazón... ¿Qué decir del corazón? Que ni todo el pegamento del mundo podría arreglarlo, porque, y siento decirlo, cuando algo se rompe, lo puedes volver a recomponer, pero siempre hay pequeñas partes que se pierden, partes que se quedan en el olvido, y eso pienso que me pasó. Cuando observaba a esa que habitaba mi cuerpo en aquel prado, no podía parar de pensar que parecía que le habían robado pequeñas partes, y que nunca, y cuando digo nunca lo digo con la certeza de quien sabe que hoy es hoy y mañana es mañana, nunca volverían.  

Y mientras tanto yo, mi verdadero yo, dando vueltas y permitiéndose pataletas de niña en la cama en la madrugada, queriendo gritar tan alto como cuando sientes que te hablan en un día de resaca, con esa fuerza que se te mete en la cabeza y te retumba y te da la vuelta... Pues eso, quería gritar que era una maldita pesadilla, que cuando despertara (por favor despierta ya) todo iría bien. Volvería a ser yo. Volverían esas pequeñas partículas de mi que perdí en ese maldito sueño. Volvería a tener un corazón sano y entero, sin necesidad de superglu. Y volvería a poder soñar, soñar con ese prado, ese verde, esas flores... Soñar con tus ojos que enamoran y despiertan sonrisas, soñar con tus abrazos que son una experiencia indescriptible o soñar que te veía soñar, pero me faltarían adjetivos para describirlo... 


Si despertarse de esa pesadilla podría volver a soñarnos, pero esta vez, sin dolores ni desilusiones, y tampoco con la posibilidad que me atormenta de que un día, me encuentre en ese prado de verdad, y decida ponerme una flor en la oreja y mirar a la cámara y que tú no estés.

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